Diferentes
reacciones han desatado las dos publicaciones de hace unos días una contra el
ex presidente Alfredo Cristiani, vinculado supuestamente con el famoso
narcotraficante Pablo Escobar, así como la publicación sobre los supuestos
viajes del ex presidente Mauricio Funes.
Utilizo
“supuestos” en ambos casos, porque mucho depende de la posición ideológica desde la cual lo
contemples para considerar que en un caso se debe aplicar el principio de
inocencia y en el otro no, tan sencillo y tan complicado.
Personalmente
me gustaría que investigaran a todos los ex presidentes que hemos tenido,
porque esto de tener amistades peligrosas no sólo es de Cristiani, estoy segura
que hay otros con amistades de este tipo o más peligrosas y el gusto por los
viajes tampoco es patrimonio de Funes, sabemos de otros que no pasaban ni
siquiera en el país, durante su período presidencial.
Lo
bueno es que ahora con la accesibilidad de los medios de comunicación, y
exposición en redes sociales, todos nos enteramos de este tipo de
publicaciones, lo malo es que se leen con el hígado y lo feo es que se hacen
defensas ciegas, cómodas y muy ideológicas de cualquiera de los dos personajes,
casi al estilo pero el tuyo es "más
pior” que el mío.
No
deberíamos tener ese tipo de discusiones, porque al final no se trata de
decidir quién fue el menos corrupto, el punto es que hubo corrupción, por lo
menos a mí me queda claro que este estilo de gobernar, beneficiando al amigo,
al pariente o al socio en puestos de gobierno, con contratos del Estado, no es
un práctica nueva y tristemente no se ve que se vaya a erradicar, aún en el
actual gobierno, ya se escuchan rumores de mala utilización de fondos, de
contrataciones en puestos estratégicos de parentela.
Claro
que no estoy diciendo que hay que creer todo cuanto se dice, ni rumores, ni
chambres, pero la realidad es que vivimos en medio de estas acusaciones y pocas
llegan a materializarse en acusaciones formales, que lleven a investigaciones y
deducción de responsabilidades; los entes encargados de llevar este contraloría
no logran cuajar su trabajo, no terminan de convencer a nadie, cada vez que hay
elección de funcionarios para dirigir estas instituciones, siempre nos quedamos
con un esperanzador “Ojalá hoy sí pongan a alguien bueno” y nada, los que
buscan estos cargos suelen tener fuertes vínculos con los partidos que les
ponen en esos cargos y no logran cortar ese cordón umbilical de
agradecimiento/servilismo, volviendo nuevamente a ser solo entes en los que se
gastan recursos y viene a sancionar a funcionarios de poca monta.
Somos
el país donde todo sucede, donde todo se olvida y donde todos creemos ser
dueños de la verdad y buscamos imponerla de cualquier forma, pero con la
incapacidad real de no lograr buscar puntos comunes que nos permitan avanzar,
nadie quiere ceder ni un espacio, lo vemos en el tráfico, aunque veas la señal
que diga “ceda el paso” nadie lo cede y así seguimos caminando sin avanzar, sin
horizonte, sin brújula y esgrimiendo defensas insostenibles contra rumores que
se vuelven chambres porque jamás se judicializan.
Estamos
muertos y nos sentimos cómodos, que sea otro el que arregle el mundo, el país,
el municipio, la colonia… siempre esperando al caudillo redentor y temiendo el
día que el mismo llegue al poder.
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