12 diciembre 2013

“Ya coloradeó, ya se maduro, todo el cafetal”



Durante mi rutina diaria de escuchar las entrevistas en la radio, me encontré con una donde estaba el ex dirigente de ARENA Mario Acosta, un cafetalero de amplia trayectoria y quien estaba conversando sobre los temas de coyuntura, dentro de los que se desprendió el tema del la situación de los cafetaleros en el país.

No sé si es mi sola percepción pero este señor siempre que habla de su sector me recuerda a otro famoso empresario que se queja y se queja de falta de créditos y de oportunidades, siempre al borde la quiebra pero que nunca deja su negocio; sí, cabal a ese mero a Don Genaro Ramírez, dos pobres empresarios, que siguen en sus negocios no por el rendimiento del mismo, más bien lo hacen por ayudar al resto, lo que va contra toda la lógica de un empresario, pero bueno ellos se describen o al menos se venden en ese sentido durante toda entrevista a la cual son invitados.

Como ya me puedo ese discurso que repiten cada vez que van a las entrevistas, que es el típico “la venta esta mala, el mercado esta malo, este gobierno malo, todo es pérdida” y que merecen todos los beneficios que el gobierno pueda darles desde condonaciones hasta asumir el costo de cambiar el parque cafetalero. Extrañamente este personaje es de los que se opone a los paquetes escolares, a las pensiones universales, al vaso de leche a los cuales llama gasto y no inversión, y quisiera que el gobierno destinara esos recursos a su finca y a las de sus amigos; claro porque ellos si se lo merecen, los desdichados y pobres viven en esas condiciones por haraganes o porque Dios así lo permite, pues no se puede ir en contra de la voluntad de Dios y eso de ayudar haraganes pues como que tampoco-- según ellos.

 Foto: EDH, corresponde al reportaje: La cosecha del café
Oportunidades para millares de familias, del 12/11/06
Me aventuro y le consulto: "¿Qué han hecho los cafetaleros para erradicar el trabajo infantil en sus fincas en época de corta de café?" Esperando honestamente que el señor en cuestión finalmente hiciera un “mea culpa” y asumiera su responsabilidad histórica con este problema, me resulta con una respuesta fue algo más que cínica de lo que pude esperar - me responde: “Que el sistema escolar se creó hace 100 años para que coincidiera con la época de corta de café, algodón y zafra, porque se buscaba que las familias tuvieran dinero para la época de navidad; que una persona para cortar café debe medir entre 1.50 a 1.60 de altura, que jamás un niño/a a cortado café en las fincas”.



Casi me manda a escuchar "las cortadoras" donde se dice que las mujeres "van a alegres a cortar café", haciendo creer que esta práctica genera unidad familiar, porque  las familias van  alegres juntas a cortar, los niños juegan entre los cafetales y disfrutan el clima sentados bajo la sombra de los cafetos, cuidan las cosas de sus padres y el gobierno junto a los hacendados fueron tan pero tan buenos que pusieron el año escolar de esta forma para que las familias tuvieran dinero en navidad ...¡Por un momento sentí escuchar violines al fondo!

Este señor piensa que uno no sabe que la explotación infantil se ha dado y sigue existiendo en las haciendas en especial durante esta temporada.

Foto: EDH, corresponde al reportaje: La cosecha del café
Oportunidades para millares de familias, del 12/11/06
Lo que no puedo negar es que la aseveración del Sr. Acosta es cierta, el sistema escolar fue diseñado con esa finalidad, para que su finalización coincidiera con las épocas de cosechas, y lógicamente es porque es el período en cual se necesita más mano de obra; fue por eso, lisa y llanamente, no porque se concibiera como una labor social de dar trabajo y dinero para las fiestas navideñas.

Fue en esa época de años dorados cuando más grande estuvo la brecha entre los pobres y los ricos, donde más se marcaron las injusticias, donde se les pagaba con la moneda que acuñaban las fincas y que debían cambiarse luego por moneda de curso legal, claro con la respectiva comisión, período donde el Estado apostó por apoyar a sus hacendados, donde se practicó “el dejar hacer, dejar pasar” claro cómo o en qué cabeza se podía ocurrir el pensar siquiera en regular este sector, si ellos dan trabajo, y trabajo es trabajo no hay que hacer mala cara aunque éste fuera mal remunerado, en condiciones deplorables, sin derecho a sindicalización, sin prestaciones sociales y empleando a niños y niñas. Los salarios que pagaban y siguen pagando son para ellos una gran obra social con esas monedas pueden comprar agua ardiente, cohetes y demás cosas para celebrar la navidad, claro nada de dar caridad, el pueblo debe ganarse el dinero con el sudor de su frente, porque si no se vuelve dependiente y haragán, los niños/as deben desde pequeños saber del trabajo duro así entre más cansados llegan a sus casas menos se les ocurren esas ideas que les invitan a desear o añorar la vida que se dan los hijos de los hacendados. 

Foto: EDH, corresponde al reportaje: La cosecha del café
Oportunidades para millares de familias, del 12/11/06
Qué triste es ver a estos personajes que en esta época aún añoran esos estados de esta sociedad, que aún piensan que esa fue la mejor, porque la bonanza  la miden por la cantidad de dinero que llegaba a sus bolsas, -la poca o nula regulación a los derechos laborales, ya no digamos la dignificación de los derechos humanos-,  no por los beneficios que podían tener sus jornaleros.

Esto le pone a uno los pelos de punta, todavía quieren mantener y retener beneficios de haciendas y que todos y todas seamos sus jornaleros, pero que además les agradezcamos con humilde reverencia.

Que bueno, pero que bueno que existió aquella generación comprometida, que comprendió que la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, la falta de oportunidades la marginación no tienen origen divino y que sí había y hubo y hay aún culpables que generaron, alimentaron y pretendieron seguir cultivando esas condiciones; me alegro de conocer a varios de aquellos jóvenes hoy adultos mayores, que a pesar de su corta edad – en aquel momento- se metieron de cabeza a buscar las transformaciones sociales y de buscar mejorar las condiciones no solo de su familia y sino del resto de familias de la sociedad salvadoreña. Digo que bueno, porque si a estas alturas los otrora terratenientes y hacendados siguen negando que en este país se generó el caldo de cultivo azuzado por ellos mismos para que se levantara en armas una generación y siguen negando a piedra y lodo las atrocidades que se cometieron, no me cabe duda que sin aquellos jóvenes comprometidos hoy no estaría yo escribiendo estas líneas, quizá estaría con un chorrera de 13 hijos, cortando café en la finca del señor Acosta Oertel.

Les recomiendo leer el artículo de El Diario de Hoy, en especial las leyendas que van en las fotos. 


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