11 febrero 2013

TRABAJEMOS POR LA INSTITUCIONALIDAD





El tema de transparencia se ha puesto muy de moda en estos días, más específicamente en este gobierno, sin duda ha sido el presidente Funes quien se encargó de esgrimir esa bandera y de hablar de que era necesario transparentar y rendir cuentas a la población sobre el uso de recursos públicos.

Con mucha alegría vi la creación de Transparencia Activa, ¡y cómo que no! Si ningún gobierno había querido ni hablar del tema de la transparencia, de igual modo con mucho entusiasmo asistí a las rendiciones de cuentas que empezaron a dar los Ministerios y demás dependencia del Estado, y me dije “caramba, si se pueden dar cuentas y se deben exigir, este gobierno lo hizo, debemos encaminarnos a lograr que quien sea que gane la siguiente elección debe continuar con esta práctica, vamos por la ley” y efectivamente así fue, finalmente nuestros diputados y diputadas nos dieron la tan esperada Ley de Acceso a la Información Pública –LAIP- , ¡¡¡bien, al fin un instrumento con la cual poder exigir que se nos brinde la información de la forma en que se usan los recursos públicos, ahora si le vamos a tener contadas las costillas!!

Por eso me embargó una profunda tristeza al observar las modificaciones que en la plenaria anterior se hicieron a la LAIP, pero ante todo los discursos que se dieron por todos los partidos ahí representados, todas las argumentaciones que se dieron para decir que la LAIP debía modificarse, no me convence, ni a mí, ni a muchas personas. No se puede justificar bajo ningún argumento que el Instituto de Acceso a la Información no tendrá la potestad de obligar al gobierno a entregar información, y  lo primero que me viene a la mente es la Procuraduría de Derechos Humanos, porque al momento que nació a la vida, venia “manca” sin poder hacer más que recomendar, y todos y todas sabemos que esta institución no se concibió para dar recomendaciones y mucho menos que las mismas no sean vinculantes ni de obligatorio cumplimiento. Me pregunto ¿Queremos tener otra institución que lo único que va a hacer es “recomendar”, sin dientes? ¿Se pueden imaginar las enormes ventajas que tuviéramos como sociedad que la Procuraduría de Derechos Humanos pudiera sancionar y que sus resoluciones fueran de obligatorio cumplimiento?

Creo con una profunda honestidad, que si de verdad queremos avanzar en el camino del fortalecimiento de la institucionalidad del país, nuestras instituciones no sólo deben ser independientes sino también transparentes y una de las formas para hacer esa transparencia sobre el uso de fondo públicos es teniendo una ley que sea eficiente, eficaz y efectiva que nos permita como ciudadanos poder ejercer esa contraloría social, “contarle las costillas a los funcionarios” no estamos suplicando poder accesar a la información estamos llamados como sociedad a exigir que nos digan ¿Cómo? gastan los fondos públicos… ¿Cuál es el temor? ¿Por qué quieren mantener secreto en la utilización de recursos?

Ningún funcionario público, ministro, director, diputado o diputada debería decir “creen que pueden pedir todo lo que se les ocurra” le reitero mi respeto diputada Guevara, pero me parece que sus frases no son las más sabias, y le respondo en mi calidad de ciudadana de este país, sí diputada … yo, sí me creo que tengo el derecho de pedir todo cuanto se me ocurra a usted y los demás diputados de la Asamblea Legislativa, y a todo funcionario que preste sus servicios al Estado, sabe ¿por qué me lo creo? Porque todos debemos asumir nuestros roles en esta sociedad, el suyo y el de los demás diputados es ciertamente legislar, y el mío es ejercer contraloría de que las leyes sean de verdadero benéficio para mí, amigos y amigas lectoras ese es nuestro rol en la sociedad no podemos permanecer impávidos ante lo que está sucediendo, tenemos derecho a exigir que todos nuestros funcionarios nos brinden la información necesaria de cómo se están utilizando los recursos del Estado, créaselo y además ejerza ese derecho.

Señor presidente, me uno al coro de voces que le pide que VETE esas reformas, la silla que hoy usted ocupa se la di yo también con mi voto, y no me arrepiento, podré no estar de acuerdo con algunas cosas, pero a fuerza de ser honestos sí comparto muchas de ellas. No sea usted quien nos haga a mí y a muchos que votamos por usted tener que cruzar la acera y señalarlo junto con otros que lo hacen con otras intenciones, que no son precisamente la transparencia sino desgastar este gobierno.

Presidente, VETE las reformas, déjenos un Instituto eficiente que nos permita a todos y todas poder solicitar la información necesaria para advertir si hay o no actos de corrupción, este será un beneficio para lo futuro, no haga como sus antecesores que nos dieron una Procuraduría de Derechos Humanos sin más funciones que solo “recomendar”, recuerde que no debemos perder la visión de país, sí, esa que nos permitirá salir adelante, dejar de estar enfrascados en luchas innecesarias que en nada benefician a nuestra sociedad… ayúdenos a fortalecer la institucionalidad del El Salvador.


¡¡ VETO … PRESIDENTE, LO INVITO A DAR  VETO PARA ESAS REFORMAS!!
 

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