El
tema de transparencia se ha puesto muy de moda en estos días, más
específicamente en este gobierno, sin duda ha sido el presidente Funes quien se
encargó de esgrimir esa bandera y de hablar de que era necesario transparentar
y rendir cuentas a la población sobre el uso de recursos públicos.
Con
mucha alegría vi la creación de Transparencia Activa, ¡y cómo que no! Si ningún
gobierno había querido ni hablar del tema de la transparencia, de igual modo
con mucho entusiasmo asistí a las rendiciones de cuentas que empezaron a dar
los Ministerios y demás dependencia del Estado, y me dije “caramba, si se pueden dar cuentas y se deben exigir, este gobierno lo
hizo, debemos encaminarnos a lograr que quien sea que gane la siguiente
elección debe continuar con esta práctica, vamos por la ley” y
efectivamente así fue, finalmente nuestros diputados y diputadas nos dieron la
tan esperada Ley de Acceso a la Información Pública –LAIP- , ¡¡¡bien, al fin un
instrumento con la cual poder exigir que se nos brinde la información de la
forma en que se usan los recursos públicos, ahora si le vamos a tener contadas
las costillas!!
Por
eso me embargó una profunda tristeza al observar las modificaciones que en la
plenaria anterior se hicieron a la LAIP, pero ante todo los discursos que se
dieron por todos los partidos ahí representados, todas las argumentaciones que
se dieron para decir que la LAIP debía modificarse, no me convence, ni a mí, ni
a muchas personas. No se puede justificar bajo ningún argumento que el Instituto
de Acceso a la Información no tendrá la potestad de obligar al gobierno a
entregar información, y lo primero que
me viene a la mente es la Procuraduría de Derechos Humanos, porque al momento
que nació a la vida, venia “manca” sin poder hacer más que recomendar, y todos
y todas sabemos que esta institución no se concibió para dar recomendaciones y
mucho menos que las mismas no sean vinculantes ni de obligatorio cumplimiento.
Me pregunto ¿Queremos tener otra institución que lo único que va a hacer es
“recomendar”, sin dientes? ¿Se pueden imaginar las enormes ventajas que
tuviéramos como sociedad que la Procuraduría de Derechos Humanos pudiera
sancionar y que sus resoluciones fueran de obligatorio cumplimiento?
Creo
con una profunda honestidad, que si de verdad queremos avanzar en el camino del
fortalecimiento de la institucionalidad del país, nuestras instituciones no sólo
deben ser independientes sino también transparentes y una de las formas para
hacer esa transparencia sobre el uso de fondo públicos es teniendo una ley que
sea eficiente, eficaz y efectiva que nos permita como ciudadanos poder ejercer
esa contraloría social, “contarle las costillas a los funcionarios” no estamos
suplicando poder accesar a la información estamos llamados como sociedad a
exigir que nos digan ¿Cómo? gastan los fondos públicos… ¿Cuál es el temor? ¿Por
qué quieren mantener secreto en la utilización de recursos?
Ningún
funcionario público, ministro, director, diputado o diputada debería decir “creen que pueden pedir todo lo que se les
ocurra” le reitero mi respeto diputada Guevara, pero me parece que sus
frases no son las más sabias, y le respondo en mi calidad de ciudadana de este
país, sí diputada … yo, sí me creo que tengo el derecho de pedir todo cuanto se
me ocurra a usted y los demás diputados de la Asamblea Legislativa, y a todo
funcionario que preste sus servicios al Estado, sabe ¿por qué me lo creo?
Porque todos debemos asumir nuestros roles en esta sociedad, el suyo y el de
los demás diputados es ciertamente legislar, y el mío es ejercer contraloría de
que las leyes sean de verdadero benéficio para mí, amigos y amigas lectoras ese
es nuestro rol en la sociedad no podemos permanecer impávidos ante lo que está
sucediendo, tenemos derecho a exigir que todos nuestros funcionarios nos brinden
la información necesaria de cómo se están utilizando los recursos del Estado,
créaselo y además ejerza ese derecho.
Señor
presidente, me uno al coro de voces que le pide que VETE esas reformas, la
silla que hoy usted ocupa se la di yo también con mi voto, y no me arrepiento,
podré no estar de acuerdo con algunas cosas, pero a fuerza de ser honestos sí
comparto muchas de ellas. No sea usted quien nos haga a mí y a muchos que
votamos por usted tener que cruzar la acera y señalarlo junto con otros que lo
hacen con otras intenciones, que no son precisamente la transparencia sino
desgastar este gobierno.
Presidente,
VETE las reformas, déjenos un Instituto eficiente que nos permita a todos y
todas poder solicitar la información necesaria para advertir si hay o no actos
de corrupción, este será un beneficio para lo futuro, no haga como sus
antecesores que nos dieron una Procuraduría de Derechos Humanos sin más
funciones que solo “recomendar”, recuerde que no debemos perder la visión de
país, sí, esa que nos permitirá salir adelante, dejar de estar enfrascados en
luchas innecesarias que en nada benefician a nuestra sociedad… ayúdenos a
fortalecer la institucionalidad del El Salvador.
¡¡ VETO … PRESIDENTE, LO INVITO A DAR VETO PARA ESAS
REFORMAS!!
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