03 abril 2014

UN ACTO DE AMOR



Existimos miles de mujeres que pasamos toda una vida cuidando nuestro cabello, es el tesoro más grande que muchas tenemos, la punta de lanza de la coquetería. Recuerdo que de pequeña, mi madre siempre me mantenía muy corto el cabello, al corte de “príncipe valiente” pero siempre soñaba con tenerlo largo. Ella –mi madre- siempre me dijo que el pelo largo es una responsabilidad, hay que cuidarlo y amarlo, cuando llegué a la adolescencia decidí que podía adquirir es compromiso y comencé a cuidarlo, a peinarlo en las noches, a no usar hules ni colas muy apretadas, a ponerle rulos, a ponerle aceites, aguacate y todos esos remedios caseros que nos recomiendan para tenerlo largo y hermoso … en varios años mi sueño se había realizado, mi cabello se puso grueso, abundante y largo.

Quienes me conocen saben que soy dueña de una cabellera larga y negra, es lo más bonito que tengo, todas somos bellas, pero también sabemos qué es lo mejor de nuestro cuerpo, algunas dirán el busto, otras la cola, otras las piernas, otras el rosto, ojos… en fin, para mí en particular mi pelo es lo más bonito que tengo, de hecho muchos de mis ex novios –si no es que todos- se enamoraron primero de ese pelo negro color noche sin luna.


Pues bien, hoy decidí deshacerme de él, sí, y por una muy buena razón: Hace unos días gracias a un reportaje me enteré de un programa que hay para donar nuestro cabello a mujeres y niñas que padecen cáncer y que debido a esta cruel enfermedad han perdido su cabello.

Decía la señora –una sobreviviente de cáncer- del reportaje: "Nada más cruel que luchar contra una enfermedad que está arrebatándote la vida, pero además te marca socialmente con la pérdida del cabello, eso hace que tu rostro cambie y te mires al espejo y digas “esa no soy yo´”.

Me conmoví a las lagrimas y luego me levante y fui al espejo del baño y contemplé mi hermosa cresta, la vi, la acaricié, le platiqué, le dije que teníamos que despedirnos, no porque no se viera hermosa, no porque hubiera hecho algo malo, sino porque tenía que cumplir una misión, tenía que ir a adornar la cabeza de alguien que la necesita más que yo.

Así inicie las averiguaciones pertinentes y cómo será el mundo de pequeño, el salón donde suelo ir a arreglarlo es de los que están autorizados para hacer este tipo de cortes, porque no es cualquiera que lo hacen, es una técnica, deben medirlo, debe estar limpio, sin decoloración y tener por los menos 31 cm de largo, si está en capas –mi caso- tiene que tener otros requisitos adicionales.

Este día me levanté con la convicción de realizar este “acto de amor”, como lo llamó la señora del reportaje y me tomé el tiempo de escribir este post, porque deseo que más mujeres puedan sumarse a esta bonita causa; muchas veces pensamos que sólo donando dinero podemos ayudar y nos abstenemos de hacerlo porque la plata no es algo que precisamente nos sobre en estos dorados años, pero quien quiere ayudar encuentra la forma, puede donar su tiempo, su cabello, puede donar sangre, podemos donar muchas cosas, pero siempre con la convicción de dar algo que amamos y que está en buenas condiciones y será útil para alguien que lo necesita más que nosotros.

Bye a mi hermoso cabello, espero que hagas feliz a otra mujer tanto como me has hecho feliz a mí.

Si quieren realizar este “acto de amor” pueden contactarme les daré los datos del sitio.

 

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