Existimos
miles de mujeres que pasamos toda una vida cuidando nuestro cabello, es el
tesoro más grande que muchas tenemos, la punta de lanza de la coquetería. Recuerdo
que de pequeña, mi madre siempre me mantenía muy corto el cabello, al corte de
“príncipe valiente” pero siempre soñaba con tenerlo largo. Ella –mi madre-
siempre me dijo que el pelo largo es una responsabilidad, hay que cuidarlo y
amarlo, cuando llegué a la adolescencia decidí que podía adquirir es compromiso
y comencé a cuidarlo, a peinarlo en las noches, a no usar hules ni colas muy
apretadas, a ponerle rulos, a ponerle aceites, aguacate y todos esos remedios
caseros que nos recomiendan para tenerlo largo y hermoso … en varios años mi
sueño se había realizado, mi cabello se puso grueso, abundante y largo.
Pues
bien, hoy decidí deshacerme de él, sí, y por una muy buena razón: Hace unos
días gracias a un reportaje me enteré de un programa que hay para donar nuestro
cabello a mujeres y niñas que padecen cáncer y que debido a esta cruel
enfermedad han perdido su cabello.
Decía
la señora –una sobreviviente de cáncer- del reportaje: "Nada más cruel que
luchar contra una enfermedad que está arrebatándote la vida, pero además te
marca socialmente con la pérdida del cabello, eso hace que tu rostro cambie y
te mires al espejo y digas “esa no soy yo´”.
Me
conmoví a las lagrimas y luego me levante y fui al espejo del baño y contemplé
mi hermosa cresta, la vi, la acaricié, le platiqué, le dije que teníamos que
despedirnos, no porque no se viera hermosa, no porque hubiera hecho algo malo,
sino porque tenía que cumplir una misión, tenía que ir a adornar la cabeza de
alguien que la necesita más que yo.
Así
inicie las averiguaciones pertinentes y cómo será el mundo de pequeño, el salón
donde suelo ir a arreglarlo es de los que están autorizados para hacer este
tipo de cortes, porque no es cualquiera que lo hacen, es una técnica, deben
medirlo, debe estar limpio, sin decoloración y tener por los menos 31 cm de
largo, si está en capas –mi caso- tiene que tener otros requisitos adicionales.
Este
día me levanté con la convicción de realizar este “acto de amor”, como lo llamó
la señora del reportaje y me tomé el tiempo de escribir este post, porque deseo
que más mujeres puedan sumarse a esta bonita causa; muchas veces pensamos que
sólo donando dinero podemos ayudar y nos abstenemos de hacerlo porque la plata
no es algo que precisamente nos sobre en estos dorados años, pero quien quiere
ayudar encuentra la forma, puede donar su tiempo, su cabello, puede donar
sangre, podemos donar muchas cosas, pero siempre con la convicción de dar algo
que amamos y que está en buenas condiciones y será útil para alguien que lo
necesita más que nosotros.
Si
quieren realizar este “acto de amor” pueden contactarme les daré los datos del
sitio.
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