Desayunarse con la noticia del ingreso,
robo y quema de archivos a la Asociación PRO BUSQUEDA de niños y niñas
desaparecidos durante el conflicto armado, es de las peores indigestiones que
he tenido, tanto o más comparable a lo que sucedió en Tutela Legal.
PRO BUSQUEDA es una de las
organizaciones más emblemáticas que surgió luego de los Acuerdos de Paz,
iniciativa de los familiares de los niños y niñas que fueron desaparecidos;
esta iniciativa no estuvo sola, fue acompañada desde el inicio de su lucha por el
Sacerdote Jesuita Jon Cortina, persona a quien tuve la oportunidad de conocer
de manera personal y al que recuerdo con mucho cariño, así como sus consejos,
su tenacidad y las conversaciones que tuve con él.
Para los que conocimos el trabajo de
la organización, este hecho ha sido supremamente doloroso, yo lo describo como
un ataque nuevamente a los familiares de nuestra niñez desaparecida; esos
familiares que luego de la firma de los acuerdos y la presentación del Informe
de la Comisión de la Verdad, fueron ignorados y ninguno de los bandos les tomó
en cuenta, y hoy, en otra época, van y tratan de destruir años de investigación
a la vieja usanza.
Los testimonios recopilados en esos
expedientes son sumamente valiosos y dolorosos, claro está, existen todo tipo
de dolores cuando hay pérdida; ese dolor tiene nombre: pierdes padres/madres
eres huérfano/a, pierdes esposo/a eres viuda/a, pierdes un hijo o hija no hay
nombre... y si a eso se le suma el no saber con certeza que tu familiar ha
fallecido y que puedes ir a dejar una flor a donde descansan sus restos
mortales es diametralmente diferente a no saber nada. Alguna ocasiones solo recuerdas
la última vez que compartieron, y si ese recuerdo está enmarcado en una
“guinda” donde vistes los ojos de terror de tu hijo/a por el sonido de las
balas y los estruendos de los bombardeos, huyendo a tu lado y que como madre o
padre querías ser un pulpo y tomar a tus 5 o 6 hijos/as en tus brazos y Dios
solo te dió dos brazos, verte en la limitación de poder cargar solo dos y tener
entonces que tomar la decisión de dejar ocultos a los más pequeños, con la
esperanza que al ver que eran niños/as no les mataran.
Muchos de los testimonios inician en
el contexto de operativos, matanzas, la imposibilidad de poder cargar en tus
brazos a todos tus hijos/as; a ello se suman los de los testigos que vieron
como cargaban a los niños y eran llevados en helicópteros. Luego de los operativos
afligidos padres y madres se acercaban a los destacamentos a preguntar si ahí
tenían a sus niños/as y nadie les daba razón...Así comienza el martirio de
estas familias que no saben si asesinaron a sus pequeños o si sobrevivieron y
la constante pregunta: "¿Dónde están?"
Como madre de 4 hijos e hijas no me
imagino en un cuadro de ese tipo, no imagino la impotencia de no poder cargar a
todos en mis brazos y menos imagino el dolor de perder a uno de ellos y no
saber si murió o no y sigue desaparecido.
Las historias de PRO BÚSQUEDA son el
rostro de las injusticias más grandes que vivió nuestro país, porque vincula a los
seres humanos más vulnerables de una sociedad: su niñez -niños y niñas
desaparecidos, redes que se descubren con las investigaciones que se lucraron
del dolor de estas familias y dando en adopción por módicos precios a familias
en el extranjero- se les vendió el hecho que eran niños/as huérfanos que habían
sido rescatados de las zonas de combates o abandonados por sus familiares,
conmoviendo de esta forma a los que venían y decidían darle un hogar a los
huerfanitos de la guerra salvadoreña y luego años después ser golpeados con la
realidad tanto los niños y niñas de saber que su familia seguía con vida en su
país y los padres/madres adoptivos saber que fueron engañados y que sus
hijos/as habían sido robados y entregados a ellos. Luego se dieron y siguen
dando cuadros tristes de los reencuentros donde los equipos de psicólogos hacen
la labor para apoyar a la familia y al niño, casos tan duros donde olvidaron su lengua materna y hablan inglés, italiano, francés y no pueden comunicarse consus hermanos, tíos, abuelos y la extensa familia que los ha buscado por años.
Entre otros casos están el de
enterarse que efectivamente tu hijo murió y te das cuenta 10 o 20 años después
de haberlo buscado o, que sí está ubicado y vive, pero la legislación del país
donde está no permite, sin autorización de los padres adoptivos, abordar al
niño/a y la familia no quiere que él o ella sepa que fue adoptado y está ahí,
tan lejos y tan cerca.
PRO BÚSQUEDA ha hecho una labor
titánica, sin mucho apoyo; logró recopilar cientos de expedientes y reencontrar
a varias familias con sus hijos/as, ahí se encuentra un enorme cúmulo de
información que nunca se ha querido investigar por ningún gobierno, violaciones
a derechos humanos, explotación de la niñez con la permisividad de las
autoridades de turno en esa época.
Por eso debemos indignarnos
como sociedad y de manera unísona levantar una sola voz contra este hecho;
nadie, absolutamente nadie quiere volver a ese pasado donde a diario se daban
estas escenas donde oficinas de organizaciones no gubernamentales eran violentadas,
por eso pido con mucha seriedad al señor Fiscal General de la República, al
Director de la Policía Nacional Civil y al Procurador de Derechos Humanos,
pongan atención a este caso. Este hecho sobrepasa la delincuencia común ya que
llegaron con gasolina y quemaron expedientes que contenían la información de
casos que se ventilan en la Sala de lo Constitucional.
Señores candidatos,
pronúnciense, no vean si es o no electoralmente beneficioso, ustedes vivieron
esa guerra, saben lo que sufrimos y saben el costo que se pagó. Hagan un
llamado a que no se repitan estas acciones, deben ustedes ser los primeros en
apoyar que esto se esclarezca, mucho cuidado con quedarse callado; el silencio
otorga y yo no votaría por nadie que no se duela de los casos de estas
familias, que no se indigne porque han pretendido eliminar información y que no
se levante y diga, ESTO NO PUEDE PASAR,
YA LO VIVIMOS, Y NO SE DEBE REPETIR NUNCA MÁS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y tu que opinas?