Ayer
me topé con una nota publicada en el periódico ABC de España, que ha realizado un reportaje denominado “Así son las mujeres de los Presidentes”
haciendo una pequeña reseña de cada una de ellas, que va desde las que se
considera que no han repetido ni un solo vestido en cada presentación que
realiza en público hasta aquella que no funge ese “título” porque su esposo –el
Presidente- tuvo a bien quitar esa figura por considerarla sexista.
Una
a una se describe a las compañeras de los presidentes electos de esos países;
dentro del apartado hay un artículo escrito por el periodista Carlos Chávez, donde
se refiere a la primera dama de El Salvador –entiendo el periodista es
salvadoreño, aunque no está radicado en el país- los primeros párrafos están
bastante bien, la critica de una manera interesante pero se mantiene a tono con
temas propios del desempeño de las funciones que está realizando Vanda dentro
de su trabajo a lo largo de estos cuatro años de gobierno.
El
texto cuestionable, en mi opinión y observación, es el del último párrafo, y
siendo el párrafo más pequeño de su artículo es el que se encuentra lleno de
aseveraciones más personales que profesionales, digo esto porque no tengo claro
qué tipo de periodista es, es decir, no sé si su rubro sea el de los que cubren
los eventos para dar a conocer a las mujeres qué funcionaria repitió o no
vestido, quién combinó o no su bolso, a quién le queda muy corto el vestido o
demasiado ajustado, o se dedica a comparar fotografías del antes y después de
las funcionarias para que, al observar el sensible aumento o disminución de las
proporciones físicas de éstas, pueda opinar, como lo hace en su nota: “Su
figura se ha vuelto más voluptuosa, quizás debido a los milagros del bisturí,
que ha remodelado la forma y el tamaño de su busto y de sus nalgas” –el resaltado en mío-. Lo digo con mucha
honestidad ya que de ser así no ha hecho bien su trabajo, puesto que no ha
entrevistado ni siquiera al “cirujano” -como hacen los periodistas especializados
en estos temas- para que éste con lujo de detalles le diga qué y cómo le cambió
o no determinada parte del cuerpo, aparte de eso se aventura con una ligereza
que raya en la calumnia al decir: “Al
parecer, todo con dinero público”.
Estas
líneas no las escribo para defender a la primera dama; ciertamente el trabajo
que ella realiza no necesita que nadie se desgarre o se faje para hacerlo
figurar, su trabajo habla por sí solo, es así y punto.
Me parece bastante osado hablar de utilización de dineros públicos para
cirugías estéticas, sin presentar pruebas, puesto que el periodista está
atribuyendo a la funcionaria un delito y si él tiene documentada las pruebas,
¿por qué no hace un artículo donde nos muestre que es así? –además de enviar a
las instancias correspondientes sus pruebas para que se inicie la
investigación, eso sería hacer salvadoreñismo, combatiendo la corrupción de
funcionarios inescrupulosos-, personalmente he aprendido que eso de “al parecer”
es pariente de “puede ser” primo “quizá” amigo de “quien sabe” y al final es
una valoración personal pero que para el caso conlleva la atribución de un
delito, y todo –como siempre- arropado bajo el sacrosanto derecho a “la
libertad de expresión” ese derecho que ejercen irrestrictamente y que mal
utilizado hace y permite que se atribuyan conductas a otras personas y se
lancen acusaciones sin presentar documentación alguna más que la ávida
imaginación del columnista.
Ahora
bien, como mujer que ha utilizado el transporte colectivo y ha transitado por
las calles de este país, desde Soyapango hasta la Universidad –UCA- puedo
decirle que lamento que el periodista no se tomara el tiempo de revisar las
estadísticas de acoso y agresiones sexuales de las cuales somos objeto las
mujeres, cuando dentro de los buses, microbuses y pick ups –que se usan para
movilizarte de un sitio a otro- cualquiera se siente con la autoridad por su
calidad de “macho” de tocarle a una “las nalgas” “arrimarle su miembro” e
incluso “meterle la mano dentro de las faldas”, muchas mujeres y yo, hemos
sufrido de ese tipo de ataques y en mi caso he armado pataletas gigantescas al
punto de bajar al abusivo, acosador, patán y poco hombre que se ha atrevido a
ponerme una mano encima, precisamente habiendo sido yo víctima de ese tipo de
situaciones, me siento completamente indignada que un periodista utilice el
espacio que le brinda un periódico de la talla de ABC de España, para
lanzar semejante frase: “De ahí que se diga: El pueblo tiene derecho
a tocarla, se las ha puesto a costa del pueblo” no entiendo cómo se le
ocurre a esta persona poner semejante frase, y menos comprendo cómo el
periódico autorizó la publicación, estoy más que segura que si la frase fuese
en referencia a la Reina, las Infantas o la nuera del Rey, hubiesen pedido al
periodista que retirara semejante aseveración, y no es para menos, es irrespetuosa
hacia las mujeres ¿Cómo vas a utilizar tu espacio de opinión para incitar a los
hombres de tu país a tocar las nalgas y el busto de una mujer? Solo porque yo
“me imagino” que: 1) Se hizo cirugías y 2) Utilizó recursos públicos –ambas
aseveraciones sin ninguna prueba- es para mí algo grave y no gracioso, como les
ha parecido a muchos y lamentablemente también a muchas.
Todo
esto se da porque en esta sociedad nadie se toma el tiempo de ponerse en los “zapatos”
de los demás, tenemos niveles de egoísmo altos y tristemente a nadie le
interesa lo que le sucede a su vecino/a, pueden ir viendo que van manoseando a
una jovencita con su uniforme de colegio y que la niña se mueve para apartarse
de su agresor y no tiene la delicadeza, ya no sea de ceder el asiento a la
cipota , ni siquiera de llamarle la atención o preguntar: "¿Te van
molestando?" para que el agresor desista y se aparte, nada… precisamente
por eso se llevan años luchando en esta sociedad para que las mujeres aprendan
a denunciar y no permitan seguir siendo víctimas silenciosas de la violencia y
hemos avanzado pero aún falta y mucho, por eso es que me parece ignominioso que
una persona no mida lo que dice en base a la realidad que viven cientos de
miles de mujeres en nuestro país, donde las agresiones están a la orden del
día.
Antes
de escribir sus artículos usando su derecho a la libertad de expresión, piensen
por favor si determinadas expresiones, aunque la consideren de conocimiento
popular o les parezca graciosa, es adecuada y no daña la dignidad del resto de
población y/o las minorías, y solo le digo al periodista, que lamentablemente
al utilizar esa frase ha quedado demostrado que usted considera que el cuerpo
de una mujer puede ser tocado por cualquiera y que aprueba esa conducta, lo que
significa que tiene un alto nivel de sexismo, misoginia, con dosis de patanería,
reproduce la visión que la mujer es objeto, instrumento de placer ... que
cualquier puede tocar ... y más agravante es que se refiera a la esposa de un
presidente e invite a que la manoseen.
Tristemente
en ese escrito no solo se observa la falta de respeto hacia la mujer y su
cuerpo, sino que además reproduce información sin sustento, al estilo de los
grupos anónimos que sacan toda clase de acusaciones y además se le suma el
hecho que atribuye un delito a otra persona, basado en rumores al estilo:
“dicen, que dicen que dijeron”, lo cual
es irresponsable afirmar hechos o sucesos sin pruebas..
“Cuando
hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”
Se peló el periodista. Leí su comentario. Lamentable, totalmente denigrante. Saludos Bessy.
ResponderEliminarQué yuca, menos mal que las culturas europeas nos llevan adelantos sustanciales, pero con esto queda en evidencia que la crisis española no sólo es económica, sino también de pensamiento. Saludos, Bessy.
ResponderEliminarwow me encanto tu articulo en respuesta a lo q un inconsciente periodista escribe sin darse cuenta en el daño q sus palabras pueden hacer a una sociedad, la verdad es q muchas veces se les olvida q son comunicadores y su deber entre muchos es el de educar no el de mal educar a las personas, felicidades por este articulo Bessy.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, promovamos la denuncia del abuso invisibilizado.
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